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Nuestro Centro Avanzado de ACV, un compromiso de calidad con la Región.

El Ataque Cerebrovascular (ACV) es una urgencia neurológica crítica que ocurre cuando el flujo de sangre al cerebro se interrumpe, ya sea por la obstrucción o la ruptura de una arteria. Es una enfermedad dramáticamente tiempo-dependiente, donde se estima que la falta de oxígeno causa la muerte de cerca de dos millones de neuronas por cada minuto que pasa. Esta realidad subraya la necesidad vital de una atención inmediata y priorizada, ya que solo se cuenta con pocas horas desde el inicio de los síntomas. 

Aprender a identificar de forma oportuna los síntomas del ACV y acudir rápidamente al hospital más cercano puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte, resultando esencial para la disminución de secuelas neurológicas. El ACV es la principal causa de discapacidad en adultos a nivel mundial y la segunda causa de mortalidad, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se estima que cada año 45.000 personas sufren un ACV en nuestro país. Si bien es más común después de los 65 años, se ha observado un preocupante aumento en adultos jóvenes (menores de 45 años), con una incidencia estimada de 7 a 15 por 100.000 personas/año para todos los ACV (isquémicos y hemorrágicos). Ambos grupos de edad comparten factores de riesgo en común, entre los que se destacan: la hipertensión arterial, diabetes mellitus, hipercolesterolemia, tabaquismo, consumo excesivo de alcohol, obesidad, sedentarismo y fibrilación auricular. 

Según datos publicados por el DANE, en el año 2024 fallecieron aproximadamente 16.981 personas por enfermedad cerebrovascular en Colombia. Esta cifra, que podría ser aún mayor, subraya la magnitud y el grave impacto de esta enfermedad en la salud pública nacional. 

El desafío de "Tiempo es Cerebro" 

La conocida frase "tiempo es cerebro" enfatiza la urgencia de actuar. Para sensibilizar a la población, la Asociación Colombiana de Neurología (ACN) adoptó la estrategia CORRE+, acrónico creado por el neurólogo Luis Roa que ayuda a identificar los síntomas: C: cara torcida y/o dolor de cabeza súbito; O: ojo (alteración súbita de la visión); R: rápida debilidad de un brazo y/o pierna; R: raro al hablar; E: equilibrio alterado + asistir a emergencias.  

Pero, ¿de qué serviría este reconocimiento si los pacientes no pueden contar con una atención óptima y de calidad? 

Esta pregunta ha impulsado un esfuerzo nacional por certificar clínicas y hospitales que puedan dar respuesta a esta necesidad. La certificación de centros de ACV, un proceso voluntario liderado por organizaciones internacionales como la World Stroke Organization (WSO) y la Sociedad Iberoamericana de Enfermedades Cerebrovasculares (SIECV), busca elevar la calidad y seguridad en el manejo de estos pacientes, reduciendo la mortalidad, la discapacidad y optimizando los resultados a largo plazo. 

Existen dos categorías: centro esencial y centro avanzado. La diferencia crucial reside en que el Centro Avanzado debe tener la capacidad de realizar trombectomías las 24 horas del día, los siete días de la semana, un procedimiento de alta complejidad que consiste en extraer un coágulo de un vaso sanguíneo, requiriendo gran tecnología y experiencia médica. 

Un compromiso de calidad en la región 

Es así como desde su dirección médica y administrativa, la Clínica Somer y el Centro Cardiovascular Somer Incare, uniendo esfuerzos, conocimientos, tecnología y talento humano lograron un resultado crucial: la obtención, el 2 de octubre de 2024, de la certificación como Centro Avanzado de ACV ante la WSO, lo que garantiza una atención integral, oportuna y con los más altos estándares de calidad para nuestros pacientes. Para lograr este aval, es fundamental contar no solo con infraestructura de punta y equipos de última generación, sino con un personal multidisciplinario cohesionado.

El gran compromiso 

Estar certificado como Centro Avanzado de ACV es más que un rótulo: implica tener un capital humano motivado, que trabaja en equipo con rápida respuesta y estandarización, asociado a un comité administrativo-asistencial (Comité de ACV) con reuniones semanales para garantizar una adecuada retroalimentación y el mejoramiento continuo. Este aval internacional confirma que estamos haciendo las cosas cada vez mejor y nos llena de orgullo al reconocer el trabajo de nuestro equipo. Sin embargo, también implica un gran compromiso y un alto grado de responsabilidad social. 

Nuestro deber ahora es aún mayor. Por un lado, seguir velando por una atención adecuada e integral, desde la fase aguda hasta la rehabilitación de quienes padecen un ACV, innovando y prestando un servicio cada día mejor, basado en prácticas médicas respaldadas por evidencia científica. Por el otro, la educación a la población es imperativa, considerando que la aparición de la enfermedad es prevenible hasta en un 90% de los casos mediante el control riguroso de los factores de riesgo expuestos al inicio de este editorial. De esta forma, queremos seguir elevando los estándares de calidad en la atención a los pacientes con ACV e impactar positivamente en toda la región. 

Por: Dr. Rafael Peñarete - Neurólogo 

Educar en la detección del ataque cerebrovascular: una urgencia y un compromiso de todos