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Un verdadero amor de hermanos

María Constanza fue diagnosticada a los 20 años con una enfermedad genética conocida como riñones poliquísticos. Esta es una condición que, aunque estaba latente, nunca mostró síntomas claros. Por casi tres décadas, María tuvo una vida normal, sin pensar en los graves desafíos que su cuerpo tendría que enfrentar.

María con un tono sereno, nos contó: "Mi único síntoma fue la hipertensión. Era un recordatorio constante de que algo no estaba bien, pero yo no  sabía qué tan grave sería, hasta que un día los riñones dejaron de funcionar por completo y debí empezar proceso de diálisis tres veces por semana. Al principio, la diálisis fue un alivio, pero luego vi como perdía tiempo y libertad”.

En medio de la lucha, le llegó la noticia de que un trasplante de riñón podría ser la solución.  María relata como el protocolo de trasplante parecía algo distante y lejano; pero con la guía de su Nefrólogo inició los trámites y llegó la esperanza de un futuro diferente, sin embargo apareció una complicación: el espacio en su cuerpo era limitado debido a la enorme deformación que sus riñones habían provocado, por lo cual debió ser sometida a una cirugía  para remover uno de los riñones que había crecido de forma acelerada, pesando más de 4 kilos. "Era un riñón gigante, comprimía todo lo demás dentro de mí. Después de la cirugía, podía comer y respirar de nuevo"  narró María Constanza.

Pese a la cirugía, Ella seguía necesitando un nuevo riñón y se encontró con la posibilidad de que este fuera donado por su hermano. “Él nunca dudó, desde el primer día que me enfermé, estaba dispuesto a ayudar. Le sacaban sangre, le pedían más exámenes… él estaba ahí, sin titubear", dijo Constanza con gratitud.

Y llegó el día en que todo cambió, pues llegó la buena nueva de que se su hermano era compatible y que la cirugía se realizaría pronto en Clínica Somer.

María y Juan Felipe fueron intervenidos quirúrgicamente en simultánea, mientras extraían el riñón de Juan, María esperaba en otro quirófano para ser trasplantada. Un grupo multidisciplinario acompañó este procedimiento para devolver calidad de vida a María.

Historias como estas nos llenan de esperanza y vuelven a resaltar el gran poder de la donación de órganos, que en casos como estos, pueden hacerse en vida

Donar un órgano en vida es un acto de amor y valentía que puede salvar una vida, demostrando que la generosidad no tiene límites.

QUÉ ORGULLO, RECIBIMOS DOS GALARDONES EN EL TOP BENCH